"Los tres comparten su condición de profesores de la Universidad de Navarra"
Y dos llevan alzacuellos. No es infrecuente que los teístas declarados, cuando se ponen el sombrero naturalista, acaban en el emergentismo fuerte. A mí también me pasa, pero soy ateo.
Desde el teísmo he encontrado al menos dos variantes:
1. Un panenteísmo hegeliano donde el futuro no existe nisiquiera para Dios, la naturaleza es divina y su evolución es autocreación.
2. Un teísmo platónico (por ejemplo el de George Ellis) donde la emergencia de nuevas formas naturales es la realización de la mente de Dios.
Supongo que los autores del libro, católicos, tendrán que buscar la manera de acomodar la omnisciencia, la omnipotencia y demás adherencias de su credo en su versión del asunto.
Salud y buenas tardes.
P.D. Esta reseña es la cal a la arena de Sapolksy. Se agradece el contraste.
Me gusta leer opiniones diversas; por eso he reseñado este libro. Por cierto, aunque los autores sean católicos, y si la memoria o la atención no me fallan, Dios no sale a relucir en ningún momento en sus páginas.
Me ha gustado esta reseña, que describe de forma objetiva lo que contiene el libro. A mi me habría resultado difícil conseguir objetividad al haber leído en mi juventud un buen número de libros que me ofrecieron gentes de esta editorial en su Biblioteca del Pensamiento Actual. Algunos los considero hoy nocivos para la formación de la juventud.
Este probablemente no es el caso. Sí creo detectar argumentación científica confusa de alguno de los autores, y característico estilo convoluto y poco claro. Afirmar la ausencia de causalidad en mecánica cuántica, o confundir el determinismo con la predictibilidad son incorrecciones. Es cierto que algunas afirmaciones grandilocuentes pueden parecer sabiduría en un libro, pero me desagrada no enseñar con claridad, y llegar a confundir.
Así todo, esta reseña me deja buen sabor de boca con las hermosas ideas del circulo de Jena.
"Los tres comparten su condición de profesores de la Universidad de Navarra"
Y dos llevan alzacuellos. No es infrecuente que los teístas declarados, cuando se ponen el sombrero naturalista, acaban en el emergentismo fuerte. A mí también me pasa, pero soy ateo.
Desde el teísmo he encontrado al menos dos variantes:
1. Un panenteísmo hegeliano donde el futuro no existe nisiquiera para Dios, la naturaleza es divina y su evolución es autocreación.
2. Un teísmo platónico (por ejemplo el de George Ellis) donde la emergencia de nuevas formas naturales es la realización de la mente de Dios.
Supongo que los autores del libro, católicos, tendrán que buscar la manera de acomodar la omnisciencia, la omnipotencia y demás adherencias de su credo en su versión del asunto.
Salud y buenas tardes.
P.D. Esta reseña es la cal a la arena de Sapolksy. Se agradece el contraste.
Gracias Masgüel.
Me gusta leer opiniones diversas; por eso he reseñado este libro. Por cierto, aunque los autores sean católicos, y si la memoria o la atención no me fallan, Dios no sale a relucir en ningún momento en sus páginas.
Salud y buena sea también la tarde para usted.
Me ha gustado esta reseña, que describe de forma objetiva lo que contiene el libro. A mi me habría resultado difícil conseguir objetividad al haber leído en mi juventud un buen número de libros que me ofrecieron gentes de esta editorial en su Biblioteca del Pensamiento Actual. Algunos los considero hoy nocivos para la formación de la juventud.
Este probablemente no es el caso. Sí creo detectar argumentación científica confusa de alguno de los autores, y característico estilo convoluto y poco claro. Afirmar la ausencia de causalidad en mecánica cuántica, o confundir el determinismo con la predictibilidad son incorrecciones. Es cierto que algunas afirmaciones grandilocuentes pueden parecer sabiduría en un libro, pero me desagrada no enseñar con claridad, y llegar a confundir.
Así todo, esta reseña me deja buen sabor de boca con las hermosas ideas del circulo de Jena.