Aunque los hay, no es normal que se publiquen libros de doble autoría. Más infrecuente es, si cabe, que sean tres los autores. Es el caso del libro que traigo hoy. Sus autores son un físico, un médico y genetista, y un filósofo. Los tres comparten su condición de profesores de la Universidad de Navarra.
Naturaleza creativa es un libro denso en nociones científicas y filosóficas, pero breve y fácil de leer. Y antes de comentar su contenido, quiero dejar claro que me ha interesado mucho, más cuanto más avanzaba en su lectura.
Aunque se dice al principio y se vuelve a ello al final, el tema del libro es si la realidad tiene un sentido, una razón de ser, si lo tiene la existencia humana y su búsqueda.
Comienza el libro comentando asuntos aparentemente triviales que surgen al contemplar escenas de nuestra vida cotidiana. La naturaleza se nos presenta en sus formas diversas y su contemplación nos induce a pensar en sus componentes y en cómo se relacionan entre sí. Ese es el punto de partida. Así introducen los autores la noción de sistema y el orden subyacente, así como algunos principios básicos de su funcionamiento.
A partir de nociones de física cuántica –y la ausencia de causalidad en los fenómenos de nivel cuántico– y, de forma independiente, de lo que sabemos hoy de la evolución de los seres vivos y de su carácter intrínsecamente indeterminado –en el sentido de no-determinado, antideterminista–, los autores desarrollan la idea de que la naturaleza no es determinista.
En el desarrollo de su tesis juegan un papel muy importante la consideración del genoma de los seres vivos como una red de genes entre los cuales se establecen relaciones funcionales que se van modificando a lo largo de su desarrollo, y por efecto del medio ambiente en el que viven.
La existencia de limitaciones al curso que puede seguir la evolución es también un aspecto clave: no todas las soluciones (no todas las adaptaciones) son posibles porque hay límites estructurales –sobre todo, pero también funcionales– que vienen dados por el pasado de los organismos. También juegan un papel muy relevante los fenómenos de emergencia, esto es, la aparición en un sistema de propiedades que, siendo compatibles con los principios que gobiernan el funcionamiento de los niveles de organización inferiores, no son deducibles de aquellas. Y, en especial, es muy significativo el papel de los fenómenos de causación descendente, típica de sistemas complejos, en virtud de los cuales, el sistema del nivel superior condiciona el comportamiento de los sistemas en los niveles inferiores.
Este conjunto de relaciones y propiedades permite concluir a los autores que la naturaleza tiene el poder de crear nuevas entidades, y hacerlo de una forma que no es predecible y, por lo tanto, según ellos, no está determinada desde el primer instante de existencia del universo en virtud de las «leyes» básicas del comportamiento de la materia y la energía.
El sentido –el significado– último de la existencia humana habría que buscarlo en la existencia de una conexión profunda entre el ser humano y esa naturaleza que, en virtud de su poder creativo, no dejará de enriquecerse y ofrecer nuevas y más maravillosas formas y manifestaciones. Los logros de la mente –del espíritu humano– en materias tales como el arte, la ética o el conocimiento, habría que considerarlos parte de esas creaciones, y muestra de su potencial y de la infinidad de nuevas realizaciones que podrán alcanzarse.
Al acabar el libro no he podido dejar de pensar en las ideas que promovieron los primeros románticos del círculo de Jena y la filosofía trascendentalista que cultivaron los pensadores que se reunieron en Concorde, Massachusetts (EEUU) a mediados del siglo XIX. Todos ellos atribuyeron a la naturaleza un carácter definidor de la realidad y a nuestra relación con ella un elemento esencial de la naturaleza humana.
Nota: sobre algunas ideas del libro que he glosado mínimamente aquí trata la serie de tres reseñas que estoy publicando sobre Determined, el último libro de Robert Sapolsky en Book Readings & Random Thougths (hasta ahora he publicado las dos primeras, esta y esta).
Ficha:
Título: Naturaleza creativa
Autor: Javier Novo, Rubén Pereda y Javier Sánchez Cañizares
Publicado por RIALP, 2017
"Los tres comparten su condición de profesores de la Universidad de Navarra"
Y dos llevan alzacuellos. No es infrecuente que los teístas declarados, cuando se ponen el sombrero naturalista, acaban en el emergentismo fuerte. A mí también me pasa, pero soy ateo.
Desde el teísmo he encontrado al menos dos variantes:
1. Un panenteísmo hegeliano donde el futuro no existe nisiquiera para Dios, la naturaleza es divina y su evolución es autocreación.
2. Un teísmo platónico (por ejemplo el de George Ellis) donde la emergencia de nuevas formas naturales es la realización de la mente de Dios.
Supongo que los autores del libro, católicos, tendrán que buscar la manera de acomodar la omnisciencia, la omnipotencia y demás adherencias de su credo en su versión del asunto.
Salud y buenas tardes.
P.D. Esta reseña es la cal a la arena de Sapolksy. Se agradece el contraste.
Me ha gustado esta reseña, que describe de forma objetiva lo que contiene el libro. A mi me habría resultado difícil conseguir objetividad al haber leído en mi juventud un buen número de libros que me ofrecieron gentes de esta editorial en su Biblioteca del Pensamiento Actual. Algunos los considero hoy nocivos para la formación de la juventud.
Este probablemente no es el caso. Sí creo detectar argumentación científica confusa de alguno de los autores, y característico estilo convoluto y poco claro. Afirmar la ausencia de causalidad en mecánica cuántica, o confundir el determinismo con la predictibilidad son incorrecciones. Es cierto que algunas afirmaciones grandilocuentes pueden parecer sabiduría en un libro, pero me desagrada no enseñar con claridad, y llegar a confundir.
Así todo, esta reseña me deja buen sabor de boca con las hermosas ideas del circulo de Jena.