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Sí, es muy evidente que la proporción de viejos, sobre todo en ciertas ciudades y zonas, es muy alta. De San Sebastián suelo decir que es una ciudad en la que muy pocos de sus habitantes trabajan (lo suelo decir para argumentar que no es lógico que los actos de divulgación empiecen tarde, y que deberían empezar a las 18:00h), así que estoy de acuerdo con lo del chiste. Con quien no estoy de acuerdo es con Luri. No me parece a mí que a los ancianos se les desprecie. En mi opinión, lo que ocurre es que no se les/nos hace el caso que querrían/querríamos que nos hiciesen. Estamos demasiado condicionados por los deseos, intereses y valores de la gente mayor (me incluyo) y creo que lo que necesita nuestra sociedad es que sea la gente de tu generación la que establezca la orientación que dar.

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Alguien llamó a este fenómeno "la gerontocracia", creo. No hace falta más que ver la edad de los dirigentes europeos, o los estadounidenses que salen en los últimos años. En la Bella Easo hay chistes que dicen que los mayores de 60 representan el 70% de los votantes, y que así se está convirtiendo en una Ciudad Balneario. Dice Gregorio Luri que viejos los ha habido siempre, pero viejos inútiles solo los hay ahora. "Se les permite ser figuras entrañables, pero no de autoridad". Y según él, el desprecio al anciano es un fenómeno netamente contemporáneo.

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Esto es un tema que me genera cierto desasosiego. Sobre todo por la percepción de que es una tendencia que está retroalimentándose. La natalidad se está desplomando en prácticamente todo el mundo a un ritmo mucho mayor de lo esperado, así que dentro de pocas décadas es posible que no tengamos la ayuda de la inmigración para tirar adelante: estaremos ante un problema global.

Es cierto que el rédito electoral está en las personas más mayores, pero si queremos mantener la civilización, en algún momento (más pronto que tarde), deberíamos de empezar a gobernar pensando en los jóvenes y poder preservarla.

Me apunto el libro.

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No creo que ningún votante se preocupe demasiado por mantener la civilización. Y si llegase a preocuparse, pensaría que en el mundo hay otros, muchos, pueblos civilizados. ¡Que mantengan ellos! pensarían.

A mí la civilización me preocupa lo justo, que es más bien poco; el futuro de mis hijos me preocupa más.

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Hola Juan. Me ha llamado mucho la atención tu publicación y he llegado a dos cosas: la primera buscaré el libro para leerlo, la segunda, la mayoría de la sociedad no es consciente del impacto que causa el bajo crecimiento de la natalidad.

Hace poco leí una noticia sobre una economista sueca: Corinne Maier. Escribió un ensayo en 2007 “No Kid”. La noticia estaba titulada de la siguiente manera:

Corinne Maier, la economista que no quiere que tengas hijos: “Sueño con un mundo con menos niños y más futuro”.

¿Cómo es posible un futuro sin niños? -me pregunté al leer eso.

Gracias por la reseña del libro.

Un abrazo.

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Gracias a ti, Bruja.

Parece extraño, en efecto. Si ese deseo se refiriese a todos los habitantes del planeta, el futuro sería un tanto lóbrego. Sin niños no habría nuevas ideas, solo decadencia, hasta la extinción.

Salud.

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