Pues me leeré el libro de Zamora Bonilla porque para mí es incómodo no encontrar una buena razón para creer que tenemos libre albedrío, pero con la idea de que la visión, opinión o juicio de los demás pueden determinar mis actos, lo veo algo más fácil (o menos difícil).
Muchas gracias por este comentario, me ha gustado mucho!
Me alegro de que te haya gustado. Yo ya tenía eso claro de antes, pero después de leer el libro de Sapolsky (que estoy reseñando en Book Reviews and Random Thoughts) me he reafirmado.
–"¿Al fin y al cabo o al principio?" Al fin y al cabo es una muletilla, estimado Masgüel, pero en este caso puede tomarse en sentido literal; está en consonancia con ese "en última instancia" que lo sigue.
–No es ni un juicio ni un prejuicio. Es una creencia.
–Por supuesto que podemos estar los dos en un error. Lo que podemos es estar en lo cierto ambos.
–Al resto de cuestiones que plantea no le puedo responder, me temo. Ya se lo dije en cierta ocasión. Tengo serias limitaciones.
"Al fin y al cabo, la conciencia, en última instancia, no deja de ser un producto de la mente; esto es, un producto de un sistema biológico cuya naturaleza y funcionamiento nos remite a una secuencia previa de interacciones causales dentro del sistema o con el ambiente, sobre las que ningún yo ejerce, en realidad, el más mínimo control."
¿Al fin y al cabo o al principio?. ¿Que la consciencia y el yo narrativo (la identidad personal) no ejerzan como agente causal, dentro del sistema y con el ambiente, es un juicio o un prejuicio?.
"por supuesto, es muy posible que él esté en lo cierto y servidor en el error."
O que los dos se equivoquen y seamos tanto más libres y responsables cuato más capaces, como agentes causales, de controlar nuestra conducta.
El fantasma en la máquina es la expresión de una metafísica sustancialista. Si todo lo que hay en la naturaleza son procesos y todo lo que podemos conocer es sus aspectos, y aún queremos seguir usando un término tan equívoco, podemos decir que algunos sistemas naturales tienen aspectos materiales e inmateriales. En algunos aspectos se puede poner el dedo encima y en otros no. No hace falta hipostasiar sustancias.
Sospecho que el reduccionismo en todas sus variantes (fisicalismo, ilusionismo, eliminativismo...) pasará a la historia con tan poca fortuna como el automatismo de las bestias.
P.D. Pinker parece coincidir con la crítica que enlacé en su página de lecuturas:
Pues me leeré el libro de Zamora Bonilla porque para mí es incómodo no encontrar una buena razón para creer que tenemos libre albedrío, pero con la idea de que la visión, opinión o juicio de los demás pueden determinar mis actos, lo veo algo más fácil (o menos difícil).
Muchas gracias por este comentario, me ha gustado mucho!
Me alegro de que te haya gustado. Yo ya tenía eso claro de antes, pero después de leer el libro de Sapolsky (que estoy reseñando en Book Reviews and Random Thoughts) me he reafirmado.
–"¿Al fin y al cabo o al principio?" Al fin y al cabo es una muletilla, estimado Masgüel, pero en este caso puede tomarse en sentido literal; está en consonancia con ese "en última instancia" que lo sigue.
–No es ni un juicio ni un prejuicio. Es una creencia.
–Por supuesto que podemos estar los dos en un error. Lo que podemos es estar en lo cierto ambos.
–Al resto de cuestiones que plantea no le puedo responder, me temo. Ya se lo dije en cierta ocasión. Tengo serias limitaciones.
Salud.
"Al fin y al cabo, la conciencia, en última instancia, no deja de ser un producto de la mente; esto es, un producto de un sistema biológico cuya naturaleza y funcionamiento nos remite a una secuencia previa de interacciones causales dentro del sistema o con el ambiente, sobre las que ningún yo ejerce, en realidad, el más mínimo control."
¿Al fin y al cabo o al principio?. ¿Que la consciencia y el yo narrativo (la identidad personal) no ejerzan como agente causal, dentro del sistema y con el ambiente, es un juicio o un prejuicio?.
"por supuesto, es muy posible que él esté en lo cierto y servidor en el error."
O que los dos se equivoquen y seamos tanto más libres y responsables cuato más capaces, como agentes causales, de controlar nuestra conducta.
El fantasma en la máquina es la expresión de una metafísica sustancialista. Si todo lo que hay en la naturaleza son procesos y todo lo que podemos conocer es sus aspectos, y aún queremos seguir usando un término tan equívoco, podemos decir que algunos sistemas naturales tienen aspectos materiales e inmateriales. En algunos aspectos se puede poner el dedo encima y en otros no. No hace falta hipostasiar sustancias.
Sospecho que el reduccionismo en todas sus variantes (fisicalismo, ilusionismo, eliminativismo...) pasará a la historia con tan poca fortuna como el automatismo de las bestias.
P.D. Pinker parece coincidir con la crítica que enlacé en su página de lecuturas:
https://nitter.net/sapinker/status/1723038526508310785#m
Y también apuesta por Mitchell:
https://nitter.net/sapinker/status/1726445004439359907#m
Si le sorprende, ya somos dos.