Aunque todos tenemos una noción folk de la información, lo cierto es que es un concepto esquivo. Esa noción popular es la que atribuye a la información una función semántica. Es la información contenida en un medio de comunicación, en un cotilleo o en las instrucciones de uso de la lavadora, por ejemplo.
De hecho, hasta el siglo XX la información no recibió, por parte de círculos académicos, una formulación rigurosa. El mérito lo tuvo Claude Shannon, quien, junto con Warren Weaver, enunciase a mediados del siglo XX la Teoría de la Información, una teoría de índole matemática que ha tenido aplicación en muy diversas áreas del saber. A mí me tocó estudiarla en la asignatura ‘Ecología’ que cursé hace casi medio siglo, en la licenciatura de Biología.
Pero el libro que me ocupa hoy no trata de ese aspecto particular de la información, aunque, lógicamente, tampoco lo pasa por alto. El libro es, en realidad, una historia de la evolución de la información engarzada en la historia humana. O, dicho de otra forma, y parafraseando al gran biólogo evolutivo Theodosius Dobzhansky, una historia humana –quizás de la vida– a la luz de la información.
He sido un gran lector de temas de historia y últimamente no han sido pocos los libros publicados de eso que se ha dado en llamar Gran Historia (Big History). El autor más reconocido en este campo es, quizás, David Christian. Al margen de la opinión que se tenga de ellas, sus obras ‘Maps of Time. An Introduction to the Big History’ de 2005 y ‘Origin Story: A Big History of Everything’ pueden considerarse canónicas. A mí me gustaron mucho cuando se publicaron. ‘Sapiens’, la archiconocida obra de Yuval Noah Harari quizás no se puede incluir dentro de esa corriente, pero cumple alguno de sus requisitos. La diferencia, para mí, es que Sapiens me pareció una obra tramposa –utiliza ideas de otros sin atribuirlas y modificando su sentido– y las de Christian, no. Y no puedo dejar de citar a Jared Diamond, uno de mis autores más respetados, autor de ‘Guns, Germs and Steel’ o de ‘Collapse’, dos de los ensayos históricos que más me han cautivado.
Pues bien, ‘El crecimiento de la información’ en mi estima particular, se encuentra más cerca de Christian o Diamond que de Harari. En su trabajo, Javier Jurado González presenta la información como la condición para la versatilidad y la adaptabilidad de las formas de vida que han evolucionado en nuestro planeta y, en su máxima expresión, de la vida humana. Según su particular forma de ver la historia de la vida, los sistemas orgánicos dotados de dicha propiedad han hecho uso de volúmenes crecientes de información en oposición a la tendencia natural de aumento del caos en el universo.
Las primeras formas de vida fueron sistemas con muy poca información, pero esta no dejó de crecer conforme se produjeron las grandes transiciones evolutivas, desde la aparición de las formas más simples hasta el presente. En esa secuencia, a partir de la aparición de nuestra especie, con la adquisición del lenguaje, el aumento de la información experimentó una gran aceleración, pasando por la escritura, la imprenta y, ya hoy, la revolución informática y el advenimiento de eso que llamamos inteligencia artificial.
El recorrido que hace Jurado por la historia y, en especial (para mi gusto), por los antecedentes y consecuencias revolucionarias de la invención de la imprenta, es muy interesante. Como ya he dicho, he sido lector de historia (me apasiona), a pesar de lo cual me he encontrado en esta obra con bastantes cosas que desconocía, sobre todo en lo que se refiere a la maraña de relaciones entre culturas y geografías diversas y muy alejadas unas de otras, así como a las conexiones insospechadas que esa maraña posibilitó en algunos momentos.
El libro es rico en contenido, erudito, incluso, a pesar de lo cual la lectura se hace sin esfuerzo gracias a una escritura clara y ágil, incluso en los casos en que el autor ha optado por frases largas.
La única pega de alguna entidad que le puedo poner al libro es que, salvo (nada raro) despiste por mi parte, hasta el tercer cuarto (quizás, incluso algo más tarde) no se hace ninguna mención al significado de «información» por oposición a «conocimiento». Es cierto que no es estrictamente necesario. El libro trata de la información y en sentido estricto no cabe crítica alguna al respecto. Pero en muchos y extensos pasajes he tenido la impresión de que de lo que se estaba tratando era de conocimiento.
Es cierto también que el conocimiento requiere de la información o, quizás, puede considerarse una modalidad de información, incluso. Pero la información no implica necesariamente abstracción ni, para mí al menos, tiene por qué tener sentido, y el conocimiento, sin embargo, requiere que de la información se abstraigan relaciones, principios, categorías, etc. y contiene, de modo implícito, una atribución de sentido. Pero todo esto quizás son disquisiciones un tanto marginales.
Y una pega menor es que me ha dado la impresión de que el texto podría haber sido algo más breve. Pero solo algo, no mucho más. Esto, reconozco, tiene mucho de subjetivo, pero me ha parecido encontrar alguna reiteración innecesaria.
Habrá quien critique el carácter teleológico del texto o, más bien, de la tesis del autor, esa tesis contenida en el subtítulo: «Una historia inevitable». Pero es la tesis del autor. Javier Jurado considera inevitable que la historia de la vida y la humanidad hayan cursado en la dirección de elevar la cantidad de información contenida en las estructuras vivas y de su transmisión entre esas estructuras, y aporta argumentos en favor de esa tesis. Estas son siempre opciones arriesgadas, pero precisamente por ese motivo tienen más valor.
Concluyo. Me ha gustado el libro. Cuando lo vi en casa pensé que no me atrevería a meterme con él hasta el verano próximo. Finalmente lo pude leer hace un par de meses. Lo leí con ganas, sin esfuerzo alguno. Y hasta estos días de asueto no he podido dedicarme a escribir esta reseña. Doy estas explicaciones porque podría ocurrir que, dado el tiempo transcurrido desde la lectura, alguna de mis apreciaciones sea incorrecta (me ocurre a veces). Pero de lo que estoy seguro es de que, como digo, me ha gustado. He aprendido y disfrutado, así que lo recomiendo.
Autor: Javier Jurado González
Título: El crecimiento de la información. Una historia inevitable.
Ed por Tecnos (2024)
Gracias, Juan Ignacio, por la generosa reseña.
Efectivamente, la obra de David Christian o de Jared Diamond también han sido referenciales para mí como cito en el libro. Es enormemente gratificante leer que a pesar del apasionado lector de historia que eres todavía haya podido descubrirte algún entresijo interesante.
Admito que la distinción entre información y conocimiento afrontada de forma explícita llega algo avanzado el libro. Pero creo que compartiremos que las especies, y en particular la nuestra, no sólo progresan con el conocimiento. Hay información "útil" para esa supervivencia que también tiene que ver con nuestra capacidad de persuasión que nos lleva a la cooperación. Eso no es conocimiento, y sin embargo es poderosamente adaptativa. El lenguaje, la escritura o la imprenta bien lo han catalizado.
Y sobre el carácter teleológico del texto, efectivamente reconozco que hay un punto desafiante y que interpela con el subtítulo, que discuto dentro del propio libro: el carácter "inevitable" lo es en cierto sentido. Pero no lo concibo dirigido a un telos, ni mucho menos considero que esa tendencia sea necesaria. Por supuesto que la historia de la vida y de la humanidad es frágil y contingente. En muchas de sus ramas resulta perfectamente adaptativa sin aumentar su complejidad, y las formas más complejas suelen ser más fácilmente barridas por una catástrofe natural o autoinducida. Pero, al mismo tiempo, ofrecen una mayor versatilidad, lo que aporta ventajas diferenciales dentro de ciertas condiciones. Y por eso, en algunas ramificaciones evolutivas, particularmente la que nos ha traído hasta aquí, este crecimiento de la información ha explotado, haciendo emerger esta tendencia "inevitable".
Muchas gracias, de nuevo, por tus palabras. Agradezco tu sinceridad y tu crítica. Son muestra de honestidad y criterio.
Cuando leí el título pensé que ibas a hablar de Nexus, el libro sobre evolución de la información que sacó, precisamente Harari, el año pasado. Como veo que es uno distinto, lo apunto para ampliar mi visión sobre el asunto (gracias).
Sobre el asunto del conocimiento, viene bien mencionar la pirámide de Russell Ackoff con sus cuatro escalones:
- Datos (guarismos o palabras en crudo, sin haberse relacionado con otros datos).
- Información (agrupación de datos con un mínimo de sentido).
- Conocimiento (interrelación de piezas de información que enriquece la perspectiva de lo que se está tratando).
- Sabiduría (interiorización inconsciente del conocimiento).